lunes, 13 de octubre de 2014

Un segundo para reflexionar

Bobareño que no se deja vencen por la adversidad.
Durante un tiempo, la vida y el trabajo que he venido desempeñando me han dado la oportunidad de conocer muchas personas, gente de todas las clases sociales y de cualquier rincón del estado Lara.

De entre todo ese conglomerado de rostros, edades, aptitudes, me he detenido en aquellas personas con carencias económicas, carencias materiales pero que viven cada día con mucho optimismo y esperanza. Muchas de esas personas viven en ranchitos y aún así ofrecen su mejor silla para hacernos sentir cómodos cuando los visitamos en sus hogares.

A pesar de las dificultades buscan la manera de echar adelante a sus familias, a sus hijos, nietos, sobrinos, y sin ir tan lejos, podemos conocer muchos casos en nuestra ciudad, en los pueblos, en los barrios.

Ver cómo los niños se divierten jugando una caimanera descalzos, con un balón desvencijado y un par de cauchos por arquerías, me hace reflexionar en que la diversión es cuestión de inventiva, de ingenio, de esperanza. Esos chamos ojalá y pronto puedan saborear el placer de uniformarse y anotar goles en unos espacios dignos donde las sonrisas y el entusiasmo sean más fuerte que los vicios… ¡Estoy seguro que así será!

Goles de esperanza. 
Poseemos tantas cualidades, dones, aptitudes y muchas veces nos quejamos, mucho nos quejamos y hasta llegamos a pensar que la vida ha sido injusta. Sólo basta mirar con el corazón abierto a quienes realmente carecen y aún así viven felices porque están convencidos de que su felicidad no depende de lo material, ni de alguna extremidad que le falte, su felicidad depende de despertar con la esperanza de ser útil a la sociedad.

Que no nos de miedo acercarnos a esas personas, que no tengamos el temor de verlas a los ojos, hablarles, oírlas, brindarles un abrazo. Cada gesto para con ellos es una ventana que abrimos a nuestra sensibilidad, es una puerta que se abre para dejar pasar en nosotros la virtud que tienen de vivir cada día sin mirar las limitaciones.


¡Ánimo, es una bonita y reconfortante experiencia de vida!

Fotos y texto: Daniel Blanco E.