Bobareño que no se deja vencen por la adversidad.
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Durante un tiempo, la vida y el trabajo que he venido
desempeñando me han dado la oportunidad de conocer muchas personas, gente de
todas las clases sociales y de cualquier rincón del estado Lara.
De entre todo ese conglomerado de rostros, edades, aptitudes,
me he detenido en aquellas personas con carencias económicas, carencias
materiales pero que viven cada día con mucho optimismo y esperanza. Muchas de
esas personas viven en ranchitos y aún así ofrecen su mejor silla para hacernos
sentir cómodos cuando los visitamos en sus hogares.
A pesar de las dificultades buscan la manera de echar
adelante a sus familias, a sus hijos, nietos, sobrinos, y sin ir tan lejos,
podemos conocer muchos casos en nuestra ciudad, en los pueblos, en los barrios.
Ver cómo los niños se divierten jugando una caimanera
descalzos, con un balón desvencijado y un par de cauchos por arquerías, me hace
reflexionar en que la diversión es cuestión de inventiva, de ingenio, de
esperanza. Esos chamos ojalá y pronto puedan saborear el placer de uniformarse
y anotar goles en unos espacios
dignos donde las sonrisas y el entusiasmo sean más fuerte que los vicios…
¡Estoy seguro que así será!
Goles de esperanza.
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Poseemos tantas cualidades, dones, aptitudes y muchas
veces nos quejamos, mucho nos quejamos y hasta llegamos a pensar que la vida ha
sido injusta. Sólo basta mirar con el corazón abierto a quienes realmente
carecen y aún así viven felices porque están convencidos de que su felicidad no
depende de lo material, ni de alguna extremidad que le falte, su felicidad
depende de despertar con la esperanza de ser útil a la sociedad.
Que no nos de miedo acercarnos a esas personas, que
no tengamos el temor de verlas a los ojos, hablarles, oírlas, brindarles un
abrazo. Cada gesto para con ellos es una ventana que abrimos a nuestra
sensibilidad, es una puerta que se abre para dejar pasar en nosotros la virtud
que tienen de vivir cada día sin mirar las limitaciones.
¡Ánimo, es una bonita y
reconfortante experiencia de vida!
Fotos y texto: Daniel Blanco E.